(Thomas Müller | Fuente: 90min)
Cuando
hablamos de deportes de equipo, conocemos infinidad de tipos
distintos de deportistas en todos y cada uno de los distintos
deportes que podemos encontrar. Distintos ejemplos son el clásico
tanque de dos metros y más de cien kilos de puro músculo que basa
su juego en el físico o el típico crack habilidoso que deja
pasmados a sus rivales con una técnica sobresaliente y vistosa.
No obstante, hay
un tipo de deportista que pasa siempre desapercibido a los ojos del
espectador casual o superficial, un selecto grupo de atletas que
vamos a denominar como “currantes”. Pongamos un ejemplo, para que
un delantero meta goles, siempre tiene que haber alguien en la
medular que se haga sus kilómetros para robar el balón al equipo
contrario, o siempre tiene que haber alguien que aparezca en el lugar
y en el momento adecuado para dar ese último pase.
Para que nos
entendamos, el deportista currante es ese que no hace ruido, no
despunta, no desentona, no hace malabarismos, no se hincha a meter
goles, no llama la atención, no pide galones, no es desobediente y
no es un supermodelo que se dedica más a las sesiones de fotos que a
dejarse la piel en el terreno de juego.
En lugar de ello,
el currante no da ningún balón por perdido, hace su trabajo y deja
hacer, siempre ofrece ese desmarque que nunca espera nadie, aparece
para dar ese pase extra o para prolongar ese balón que acaba
desembocando en ocasión, es el que más kilómetros hace del equipo,
es el que da su mano a un compañero que necesita ayuda, es un
jugador de equipo. En resumen, es ese jugador que sin hacer nada
especial, es imprescindible en cada equipo de cualquier deporte.
(Michele Scarponi tirando de Nibali | Fuente: suipedali)
Un
ejemplo que me gusta poner de este tipo de deportista es el
absurdamente infravalorado, como normalmente son este tipo de
deportistas, futbolista del Bayern de Munich, Thomas Müller. Aunque
no vamos a negar que su personalidad puede ser, por decirlo de un
modo, irritante; hace siempre eso que ningún otro jugador hace. Se
abre a la banda cuando nadie está allí, cuando el balón parece que
va a perderse, aparece para tocarlo de primeras y hacerlo caer en
pies de algún compañero, cuando sale el rival a la contra, aparece
siempre para obstaculizar la salida del rival. Es decir, tanto Thomas
como este tipo de futbolistas, aportan garantía.
Así pues, me
gustaría intentar concienciar al espectador que busque únicamente
ver goles espectaculares como los de Messi o Ronaldo, los asombrosos
regates de Neymar, triples imposibles como los de Curry, entradas a
canasta imparables como las de Lebron, magia hecha fútbol sala de
las botas de Ricardinho, ataques escalofriantes de Froome o los
caballitos y el espectáculo de Peter Sagan; a que no se fije
únicamente en las estrellas que resuelven o se lucen en momentos
determinados, y que miren a la gente que está detrás de estos
deportistas que trabajan de inicio a fin y que hacen posible que
gente como la que ha sido mencionada brille del modo que lo hace,
porque al fin y al cabo, estos deportes son, como su propio nombre
indica, deportes de equipo, y muchas veces, un grupo resuelto de
estrellas no garantiza resultados, porque no son un equipo, sino
únicamente una buena plantilla sin cohesión.
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